Estas navidades, como ya es evidente, estarán marcadas por la pandemia y lo que supone. Mucha gente no podrá reunirse con su familia, y el dolor de la separación será especialmente incisivo estas fechas.
Aunque durante estos meses hemos podido vernos y oírnos on-line, esto tiene algo de placebo que no nos satisface. Necesitamos algo más que una imagen en la pantalla o una voz en el teléfono. El cuerpo nos pide tocar, abrazar, besar… estar presentes con los demás. Y un sinónimo de la palabra presente, es regalo.
Pero no siempre se puede estar con los demás.
Hay ausencias que la realidad impone.
Y ante la ausencia hay una cosa que nuestro cerebro hace que es re-presentar aquello que echa en falta. Esto puede que nos cause cierta añoranza o dolor, pero también estaremos interiorizando sin darnos cuenta, todo lo bueno y amoroso que nos aportó esa persona a la que quisimos, y eso es algo que irá siempre con nosotros.
Podríamos pensar desde la distancia que el sacrificio que supone aguantarse las ganas y prevenir posibles contagios, es un gesto de amor y cuidado hacia los demás que ya es en sí un regalo. Tal vez el mejor que podamos hacer este año.
Juan Ramón Mosquera Lucas | Nº de col.: M25738
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Psicólogo | Cambiando de Rumbo | Madrid